La fotografía de personas (entendida en su acepción más amplia, esto es, incluyendo el reportaje y el retrato) resulta complicada y problemática porque obliga al fotógrafo a ganarse el factor humano. Ser aceptado dentro de una comunidad, no ser visto como un intruso, aparecer como alguien irrelevante o casi invisible y sobre todo inofensivo o bien como alguien en quien confiar plenamente durante una sesión de retratos. Estas estrategias son sólo algunas de las más frecuentes entre los fotógrafos que son conscientes de que el éxito de sus imágenes depende en buena medida de que hayan conseguido crear la atmósfera adecuada, aquella que les permite tomar cuantas instantáneas necesiten con total libertad.
Nuestra actitud adquiere por tanto una notable importancia, ya que no conviene olvidar que a casi todos nos provoca cierta violencia sabernos fotografiados. A los fotógrafos no nos gusta reconocerlo pero así es, incluso cuando se fotografía a gente con la que se tiene mucha confianza o que nos es muy próxima notamos perfectamente cómo crece la tensión a medida que se demora el momento del disparo; es muy difícil resistir la fría mirada del ojo de cristal por mucho tiempo, si no se ha creado el clima adecuado, puesto que en realidad no se sabe a dónde mirar; sin embargo, se nos impone tiránicamente que lo miremos.
La fotografía de niños parte también de la misma dificultad inicial. Hay que sabérselos ganar, hacerse con su atención y con su interés, estar permanente preparados para captar sus reacciones imprevisibles y andar sobrado de paciencia e intuición. Los niños presentan la ventaja sobre los adultos de que por regla general se tienen menos estudiados, lo que les permite posar delante de una cámara con una suficiencia envidiable, sobre todo los más pequeños, rara vez se sienten intimidados por una cámara o tratan de dar una imagen estereotipada de sí mismos porque carecen de una noción cerrada y gris de su propia imagen y por ello del ridículo. Los problemas que plantean los niños en los retratos son de otra naturaleza y se deben a su poca disposición a hacer lo que no les gusta y obviamente el juego de hacerse fotos rápidamente pasa a ser tedioso. En este artículo daremos algunas sugerencias para que consigáis mejores fotos de niños, atendiendo a todos los factores que entran en juego: el equipo, la iluminación, la composición, la búsqueda de temas, los retratos, las instantáneas, el álbum familiar y un largo etcétera cuyo punto de partida es ganarse su atención y su colaboración
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Escrito por Anonymous a las 25 de Febrero 2011 a las 01:29 PM